Mis zapatos rojos de Payless, o «Palessi», en NYC

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Mis zapatos rojos de Payless, ¡me encantan! Y aquí te los muestro para traer a la mesa un tema que a simple vista parece algo muy superficial, pero en realidad no lo es tanto. Se trata de algo que puede tocar muchos aspectos de nuestras vidas, nuestra personalidad, amor propio, inseguridad, confianza, falsa vanidad, apariencia, autoengaño, vacíos emocionales, y un largo etcétera de emociones y sentimientos que a ratos cuesta reconocer y enfrentar.

Pasa que hace unos meses vi un video que me hizo mucha gracia, y dejó muy claro cómo muchas personas a la hora de comprar se dejan llevar más por la marca y los altos precios que otra cosa, y en Nueva York, considerada como la «Capital de la Moda», eso está a la orden del día.

El video que te muestro aquí trata de un experimento en el que caen en la trampa unos fashionistas muy populares e influyentes en redes sociales, super expertos en moda, estilos, marcas, diseñadores, calidad, autenticidad y conocedores de la relación precio-calidad cuando tienen entre sus manos un buen producto.

 

Se trata de la famosa y popular tienda de zapatos Payless, cuyos precios son muy asequibles para la mayoría, pero considerados por los muy exigentes y expertos en moda como zapatos de pobre calidad y durabilidad, es decir, simples baratijas que no vale la pena comprar.

Pues bien, en el experimento, muy divertido por cierto, Payless pasó a convertirse en una super exclusiva tienda llamada «Palessi». Sus artículos, a juzgar por los precios, no estaban destinados para el común de los mortales, estamos hablando de zapatos carísimos, cientos de dólares, como suelen costar los de marcas de famosos y tradicionales diseñadores.

Los supuestos expertos y conocedores de la mejor calidad en esta clase de artículos, personas muy populares en redes sociales con miles de seguidores, fueron invitados a un evento especial en la tienda, toda decorada con mucho glamour, donde probaron la «fina» mercancía. «Palessi» vendió miles de dólares en poco tiempo, algunos fashionistas fascinados pagaron cientos de dólares por zapatos que Payless suele vender entre $19.99 y $39.99. Hubo quien pagó más de $600 dólares por unas botas.

Al ser entrevistados lucían admirados por la belleza de aquellos zapatos, el corte, el estilo, la calidad, todo, es que no les faltaba nada. Grande fue su sorpresa cuando al final les dijeron que esos zapatos no costaban tal precio, sino una módica suma, ya que la exclusiva tienda «Palessi» en realidad era la muy popular «Payless».

Sin duda que el desconcierto y enojo asomaría en ellos al verse engañados de esa manera, y sobre todo por caer en la trampa, en otros pasaba, pero en ellos jamás. Aquello fue un bochorno que puso en línea de riesgo la credibilidad con sus fans. Al final, a las víctimas de esta prueba se les devolvió el dinero que pagaron y se les dejó lo que habían comprado.

Con este experimento, queda demostrado el impacto que ejerce en las personas la marca y el precio de un producto: ropa, zapatos, carteras, joyas, lentes, accesorios, y más. La vanidad a la orden del día, el deseo de impresionar, el consumo desmedido y fuera de control, tantos aspectos en juego para llevarnos directo a un momento de reflexión.

Mis zapatos rojos de Payless, o «Palessi»

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Pues bien, yo no me quedé atrás. No fui a «Palessi», pero sí me fui derechito a Payless mucho antes de ver el video experimento. No me caracterizo por mostrar lo que compro, pero Payless me animó con lo que hizo a escribir algo al respecto.

Sin alardes de fashionista ni nada parecido, adquirí en uno de los grandes descuentos de Payless (50% de toda la mercancía) unos zapatos rojos que me encantaron. Eran los únicos que quedaban. Cuando los vi con un precio más que tentador me dije: ¡estos son míos!. Este modelo ya los había visto antes en la tienda Aldo, tienda de zapatos y carteras que me fascina y recomiendo muchísimo, muy buena mercancía, sólo que allí rondaban los $120.00, y en Payless me costaron apenas $19.99 🙂 Claro, Aldo es Aldo, pero hay tiendas como Payless con buenas alternativas, tanto, que si no lo cuentas nadie se entera y algunos se quedarían con la idea de que has pagado un dineral.

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Puedo asegurar que estos zapatos son de una comodidad fantástica, nada de fricciones en la piel, cosa que no puedo decir de todas las marcas, algunas muy conocidas que me ponen a ver estrellas. No siempre marcas famosas y un alto precio significa garantía de comodidad, calidad y durabilidad. Y en estos casos sí molesta, pues te sientes defraudado. Mis zapatos rojos de Payless tienen casi un año y están intactos.

Mirando un poco hacia adentro

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Podría extenderme con este tema de la moda, que no es tan superficial como algunos piensan.

Sólo diré que en lo personal no me dejo dominar por las marcas. Me gustan las cosas buenas y bonitas (como a cualquiera), y aunque admito que algunos productos valen lo que cuestan por lo evidente de su calidad, pienso que igual puedes vestirte bien y lucir lo mejor posible sin hacerle un agujero enorme a tu bolsillo.

Me parece algo triste que la presión de una sociedad altamente consumista llegue a convertirnos en esclavos de la moda, de las apariencias, sólo para impresionar a los demás, a personas que no nos conocen y a quienes poco o nada importamos, y aunque nos vean, al minuto ya nos olvidaron junto con todos los trapos caros que podamos cargar encima. Cada persona tiene su propia vida y cada uno anda en su propio mundo. No somos tan importantes para los demás como algunos piensan, y las redes sociales son un peligro emocional enorme para quienes no lo tienen en cuenta. Puedes tener miles de seguidores llenándote de elogios, desapareces un mes y nadie se dio cuenta, así de simple. Como diría mi querido escritor, Rudyard Kipling: «Si puedes llevar la cabeza bien puesta sobre tus hombros…».

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Soy una convencida que con un mínimo de buen gusto y sentido común podemos lograr un buen resultado a la hora de vestir.

Sin embargo, comprendo que muchas personas, que disponen de gran solvencia, opten por comprar en las tiendas más exclusivas y no quieran nada que no sea lo mejor y más costoso. Hay personas que no usan nada que no sean marcas de famosos diseñadores y están dispuestas a pagar altas sumas por ellas. Y está bien, cada persona decide qué comprar y qué no, es su dinero, no podemos intervenir en eso. El punto es, en mi opinión, comprar lo que desees, aunque sea costoso, porque te gusta, por su buena calidad y estilo, porque lo necesitas, y no sólo porque tiene una marca famosa a la vista gritando lo mucho que te costó, detalle que te hace sentir importante y valioso ante los demás. Cuando se cruza esa línea, ya estamos frente a un problema que atender.

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No voy a mentir, hay marcas que me encantan y de comprar algo en esa línea no sería algo que vaya a presumir en redes sociales, a no ser que se trate de gangas impresionantes y busque orientarte acerca de los sitios que debes conocer cuando visites Nueva York (parte de lo que trata este blog), pero necesitar mostrar a los demás es reflejo de aspectos internos aún sin resolver.

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Y, bueno, qué te digo, yo andaba por las calles de Nueva York sintiéndome de lo más fashion con mis zapatos de $19.99, cantando «abran paso que aquí viene la dama de rojo», y de paso, con ese rojo chillón le daba vida al gris de las calles de Nueva York, ¡Valentino me amaría! En Greenwich Village me consintieron, un barrio muy bohemio donde una pareja gay, muy elegantes los dos, muy neoyorquinos, me hicieron un elogio de lo más lindo. Me pregunto qué dirían si supieran lo que me costaron.

En mi caso, me encanta no dejarme llevar por estas cosas. Lo mismo que puedo usar una marca conocida, que algo de la tienda más popular que me encuentre. Ni una cosa ni la otra cambia mi esencia, ni algo caro me confiere valor, ni lo contrario me lo resta, y tampoco se me cae la corona por ello.

Alguna vez leí del gran diseñador, Oscar de la Renta, algo que todas debemos tener presente: «Una mujer ha de ser como un buen cuadro, donde que el marco de la pintura no ha de ser mejor que la obra en sí». Aplica para todos. Y de eso se trata, de nosotras primero, no de lo material que llevemos puesto. No es la marca, es la persona. Y si a marcas vamos, como siempre digo: la marca, ¡soy yo!

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Y tú, ¿qué opinas de este tema? Que se abra el debate, a favor y en contra, no importa, la interacción siempre es enriquecedora 🙂

Aquí te dejo un par de videos acerca del experimento que hizo Payless, en uno de ellos aparecen mis zapatos en rojo (toca el enlace), y en el otro en negro.

 

Gracias por visitar Turismo NY, bienvenido(a) siempre 🙂 

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