Entre Navidad y Año Nuevo…¿Quién dijo dieta?

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Si no son las celebraciones en casa, son los restaurantes, el asunto es que a fin de año el consumo de calorías se dispara. Se estima que de cinco a diez libras de peso nos ganamos por estas fechas. Y es que con tantas delicias sobre la mesa, no es para menos. Pero todo es comprensible, pues entre Navidad y Año Nuevo…¿quién dijo dieta?

Nos podemos pasar el año entero cuidándonos la alimentación y el peso, pero para estos días, adiós a cualquier intento o sacrificio. Todos caemos en la tentación irresistible de dar esa probadita a éste o aquel bocadillo, y al que está al lado también, y el otro ni se diga…y qué tal un postrecito, sí, todo en chiquitito para sentir menos culpa por el atracón y los excesos.

Soy una convencida de lo importante que es cuidar nuestra salud en todos los sentidos, y una sana y balanceada alimentación sí que lo es, no comer pesado después de las seis de la tarde, y un montón de recomendaciones más. Pero caramba, para estos días es casi un pecado decir no a tantas cositas ricas propias de estas fechas.

Y es que una vez al año no hace daño, no hay que ser tan severos. Flacos o gorditos, se vale disfrutar a plenitud de cuantos manjares se extiendan sobre la mesa.

¿Cómo decir no al típico menú de nuestros países, aquellos platos deliciosos como inolvidables, que año tras año hemos disfrutado desde nuestra infancia?

Para estas fiestas los protagonistas principales suelen ser:

  • Un buen pernil de puerco asado, doradito y bien sasonado con antelación.
  • La tradicional ensalada de papas, blanca o rosada.
  • Arroz con pollo.
  • Tamales.
  • Bollos simples o de mantequilla.
  • Un buen sancocho de lo más humeante.
  • Gallina rellena.
  • Frutas y postres.
  • Refrescos, vinos, champañas ¡y una gran variedad de bebidas para todos los gustos!

Por supuesto, mucho dependerá del número de personas que estarán presentes durante la cena. Bien puede prepararse todo lo anterior y más, o simplemente escoger algunos favoritos. Al final igual se pasa bien, y lo que cuenta es compartir.

No importa cuán lejos estemos de nuestros países, lo cierto es que la práctica de nuestras tradiciones nos transmiten esa sensación de estar allá, en nuestra tierra bella y querida. Como por arte de magia nos transportamos con la memoria y el corazón al hogar familiar, con los padres y hermanos, familiares y amigos todos.

Claro está que el sentimiento de nostalgia y melancolía, también nos acompaña…

Para algunos, la mejor forma de ahuyentar tales sentimientos es pasarla fuera de casa. Aquí, muchos de los restaurantes neoyorquinos están al tope en reservaciones. La Pequeña Italia es una consentida para celebrar, por su ambiente cálido y familiar. Indudablemente hay para todos los gustos.

Hoy, en Nochebuena, mis mejores deseos para ti y tus seres queridos. Que el nacimiento del Niño Dios traiga muchas bendiciones para todos. Paz, salud, amor y prosperidad les acompañe siempre.

Desde Nueva York, ¡Feliz Navidad!

 

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