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¿Cuántos apodos conoces de Nueva York?

¿Te has fijado que para referirnos a la ciudad neoyorquina muchas veces usamos cualquiera de sus apodos en vez de su propio nombre? ¿Cuántos apodos conoces de Nueva York? Hoy te comparto los más comunes, aquellos que nunca faltan cuando de hablar de esta ciudad se trata, y cómo surgieron hasta alcanzar tanta popularidad.

  • Gotham

Quizá no sea el apodo más usado de todos los que tiene, pero le encaja bien y a muchos les gusta. ¿Y por qué Gotham? ¿De dónde viene la palabra? Gotham es un pueblo de Inglaterra. La historia refiere que en el Siglo XIII los habitantes de Gotham, en un intento por salvar sus tierras, fingieron estar locos -enfermedad considerada contagiosa en aquella época- para evitar la construcción de un camino real que atravesaría el poblado. La estrategia fue exitosa y el camino fue desviado, pero como consecuencia, a Gotham le valió figurar como un claro ejemplo de locura.

En 1807, en la revista literaria «The Salmagundi», se hace referencia con el término, de manera sarcástica, a la ciudad de Nueva York.

Por otro lado, las primeras aventuras de Batman tienen como escenario la ciudad de Nueva York. Gotham es el nombre de la ciudad ficticia, basada en Manhattan, donde vive el superhéroe. De allí que el apodo fuese cobrando más fuerza aún.

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  • El Imperio 

Se desconoce con exactitud el origen de este término. Sin embargo, la mayoría de los historiadores coinciden en que se debe a George Washington, quien en una carta dirigida al alcalde utilizó la expresión para referirse a Nueva York.

En 1836 el apodo adquiere notoriedad cuando el artículo de un periódico describe a la ciudad como «…el imperio del Nuevo Mundo».

  • La Ciudad que Nunca Duerme

Un artículo de periódico -publicado en 1912- registra por primera vez el uso de esta expresión. La publicación trataba acerca de una planta de gas y electricidad, considerada la más grande del mundo, instalada en la ciudad de Nueva York para su abastecimiento. La información publicada contenía la famosa expresión «la ciudad que nunca duerme».

En 1977 la frase trascendió fronteras haciéndose famosa a nivel mundial en la voz de Frank Sinatra, al interpretar su famoso tema «New York, New York». El tema hace referencia al apodo. Siendo uno de sus grandes éxitos musicales, por todos mundialmente conocido, la expresión se convirtió en uno de sus apodos más famosos.

  • La Gran Manzana

Sin duda alguna es el apodo más conocido de todos, al punto de representar a la ciudad con una resplandeciente manzana roja.

El uso de la expresión se remonta a los años 20, y fue un cronista deportivo, quien la introdujo al utilizarla en una de sus publicaciones. Al escuchar la comparación del hipódromo de Nueva York como una gran manzana se sintió atraído. En diferentes publicaciones recurrió al término hasta hacerlo conocido por aquellos años.

En las décadas siguientes el sobrenombre seguía en uso, pero sin mayor trascendencia. No fue sino hasta 1971 cuando el apodo cobró notoriedad a nivel mundial gracias a una campaña turística realizada por la ciudad. La campaña incluía manzanas rojas buscando proyectar brillo y alegría, vendiendo así una imagen positiva y atrayente para los turistas, contrario a la imagen de una ciudad lúgubre y peligrosa.

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  • La Ciudad de los Rascacielos

A Nueva York se le distingue por sus múltiples e interesantes actividades y, sin lugar a dudas, los numerosos rascacielos de la ciudad representan uno de sus grandes atractivos, de allí que se le conozca a nivel mundial como «la ciudad de los rascacielos». Algunos de estos enormes edificios son todo un emblema, nada más verlos y ya sabes que es el Empire State o el Chrysler, por ejemplo.

  • La Selva de Asfalto

Un apodo para el cual no queda mucho qué decir, pero que se ajusta muy bien a la imagen de la ciudad neoyorquina. No es de uso frecuente, pero se suma a los que ya la identifican. Que la expresión no dañe tu impresión de la ciudad, haciéndola lucir fría e impersonal. Nada de eso. Nueva York es más que una selva de asfalto y monstruosos rascacielos lujosos e impresionantes, es un lugar lleno de magia y encanto que nunca olvidarás.

¿Sabes de algún apodo más para la ciudad de Nueva York?

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Billy Joel, el hombre del piano, estremece al Madison Square Garden

Ver a Billy Joel en concierto era algo que tenía pendiente hacer, y anoche ¡por fin se me hizo realidad!

Qué emoción tan maravillosa ver salir al escenario al hombre del piano, haciendo estremecer al Madison Square Garden. Un grande de verdad, uno de los artistas más geniales de la industria musical.

El concierto empezó puntual a las 8:00 p.m. con la participación de Gavin DeGraw, como artista invitado, cantando Fire. Saxofonistas, guitarristas y violinistas fantásticos se lucieron con la interpretación de sus instrumentos musicales. Billy Joel actuó algo más de dos horas, finalizando el concierto poco más de las once de la noche.

Como suele suceder en sus presentaciones, el Madison Square Garden estaba abarrotado a más no poder. Un público de todas las edades dijo presente. Había de todo. Tres horas escuchando sus mejores temas, que no son pocos. Billy Joel, dueño de grandes éxitos nacidos de su propia inspiración, hizo gala de su extraordinario talento, con ese entusiasmo y vitalidad que el paso de los años no logra aplacar. ¡Ni un jovencito aguantaría tanto!

El piano, su compañero eterno, parece actuar en callada complicidad con su intérprete, tremenda relación para un gran concierto como el de anoche.

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Temas iban y venían poniendo al Madison en estado de euforia. Pero cuando la armónica arrojó las primeras notas de Piano Man, aquello fue otra cosa. ¡Delirio total! La energía que del público emanaba es indescriptible.

Agradecido con sus fans, que lo siguen y lo persiguen en todos sus conciertos, se preguntaba cuántos eran ya en el Madison, ¿y sabes cuántos parece que son? ¡Cincuenta! Sí, sólo en el Madison Square Garden. Y para conseguir un boleto para uno de sus conciertos tienes que estar muy atento, pues se agotan a una velocidad impresionante. Billy Joel se presenta cada mes en el Madison, y hay quienes aseguran que si hiciera uno cada semana igual lo llenaría. ¡Increíble!

Según él, no ha hecho nuevas producciones musicales desde hace 22 años. ¿Te imaginas? Un artista consagrado. Él ya hizo lo que tenía que hacer, al público que lo sigue sólo le queda admirar y disfrutar sus melodías, y en ese grupo voy yo

Si eres amante de su música, y piensas venir a Nueva York, coordina tu viaje con alguna de sus presentaciones. Así te llevas dos recuerdos geniales: ver el concierto del artista y conocer el Madison Square Garden por dentro antes de que lo derriben, algo que tristemente está por venir. Por lo pronto la buena noticia es que sigue en pie ¡y con Billy Joel para su cita mensual!

 

Trinity Church. Hermosa e histórica. Una verdadera belleza en su interior

Visitar la Trinity Church (Iglesia de la Trinidad), supone una experiencia preciosa, un lugar que recomiendo visitar. Es una verdadera belleza en su interior y tan llena de historia.

Cada ciudad tiene múltiples atributos que atraen la atención del viajero, y las iglesias y templos de oración sin duda alguna ocupan un renglón de importancia cuando se visita un lugar. Y en Nueva York tienes muchas para ver, como lo es la Trinity Church.

Esta iglesia episcopal se encuentra en el Bajo Manhattan, cerca de la intersección de Wall Street con Broadway.

La presencia constante de turistas es impresionante. Con sus capillitas llenas de silencio, ese olor a historia y su preciosa arquitectura, sus acabados, los detalles de sus impresionantes puertas de bronce, techos, paredes… ¡Toda ella es en sí misma una verdadera joya! Tantos detalles que en su conjunto sobresalen arrancando gestos de admiración en sus visitantes. Realmente es muy linda y sé que te va a encantar.

Y como seguramente la zona sur de Manhattan será una visita que no querrás perderte, te animo a conocerla, y por eso te traigo hoy un poco de historia acerca de este preciado lugar en la ciudad de Nueva York.

Algo de historia

Su historia se remonta a 1696 cuando se aprobó la compra de un terreno en el Bajo Manhattan para la comunidad anglicana, para construir la que sería la primera Iglesia de la Trinidad.

En 1698 se levantaba airoso este nuevo edificio con diseño de aspecto rectangular y muy sencillo. En 1705 Gran Bretaña adquirió nuevos terrenos sumados a la propiedad.

En 1709 se fundó Trinity School como la Escuela de Caridad de la iglesia. Al principio las clases se impartían en el campanario de la iglesia.

En 1754 el rey Jorge II de Gran Bretaña fundó muy cerca de la iglesia el Colegio del Rey, hoy mundialmente conocido como Universidad de Columbia.

En 1776 la iglesia fue destruida en el «Gran Incendio» en la ciudad de Nueva York. Miles de neoyorquinos se quedaron sin hogar. Cientos de edificios y casas fueron consumidos por el fuego.

 Segunda Iglesia de la Trinidad

En 1790 se terminó de construir la segunda Iglesia de la Trinidad. Pero la adversidad tocaría nuevamente a sus puertas cuando las fuertes nevadas de un crudo invierno, entre 1838 y 1839, obligó a demoler la edificación.

Tercera y actual Iglesia de la Trinidad 

Nuevos esfuerzos se llevaron a cabo para levantar nuevamente la edificación.

En 1846 se terminó de construir la Iglesia de la Trinidad que actualmente existe.

Por más de cuatro décadas reinó con sus 86 metros de altura como el edificio más alto de Manhattan, hasta que surgió en 1890 el edificio New York World.

Su torre de estilo neogótico, con su gran cruz, se alzaba imponente, dominando el horizonte de Manhattan, como recibiendo con una bendición a los nuevos visitantes.

Expertos en arquitectura consideran la estructura como un verdadero ejemplo clásico de lo que significa la arquitectura neogótica.

Por su valor arquitectónico, y su papel en la historia de la ciudad de Nueva York, fue declarada como Monumento Histórico Nacional en 1976.

Visita de la Reina Isabel II 

A pocos pasos antes de entrar a la iglesia verás una placa en el piso que te indica que allí estuvo la Reina Isabel II de Inglaterra, en ocasión de su visita a la Trinity Church, el 9 de julio de 1976.

El 11 de septiembre

Por su gran cercanía al lugar de la tragedia del 11 de septiembre de 2001, la verás siempre entre las muchas historias de aquel día.

Testigo mudo de un hecho para el cual no hay palabras y que al presente no deja de impactar y entristecer a todo el que se apersona al área donde sucedió el atentado terrorista.

Fue centro de refugio para cientos de personas afectadas aquel funesto día.

Las raíces de un árbol en memoria del trágico día

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A un costado de la iglesia podrás ver una escultura que inevitablemente te mantendrá en silencio, pensando muchas cosas. Se trata de la raíz de un árbol que fue derribado luego de colapsar una de las torres. Con más de un siglo habitando en el cementerio de la Capilla de St. Paul -capilla que forma parte de la Trinity Church- gigante como era, aquel día llegó a su fin.

Sin embargo, algo de su presencia permanece hoy. El escultor, Steve Tobin, utilizó sus raíces para una escultura de bronce que hoy puedes contemplar junto a la iglesia.

Otros detalles

  • La torre de la Trinity Church cuenta con 23 campanas. La más pesada pesa 27 quintales.
  • Las preciosas puertas fueron un obsequio de William Waldorf Astor, primer Vizconde Astor, en memoria de John Jacob Astor III. En ellas se despliega artísticamente la historia de la Iglesia o la Biblia, y la historia de Nueva York.
  • La iglesia tiene un museo que te permite conocer un poco más acerca de su historia.
  • Cuenta con un programa de música estupendo que vale la pena disfrutar.
  • Visitas guiadas a la iglesia están disponibles cada día a las 2:00 pm.

A pesar de la proliferación de enormes edificios, especialmente en el Bajo Manhattan, la Trinity Church se mantiene como uno más de los muchos símbolos valiosos que enorgullecen a la ciudad de Nueva York.

Entrar y recorrerla con mucha discreción te aporta una especie de paz y serenidad que te va a gustar, un verdadero contraste con el bullicio y la locura de este sector financiero e increíblemente turístico de Manhattan, por lo tanto, no dejes pasar la oportunidad de visitar este hermoso lugar cuando vengas a la ciudad de Nueva York.

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Lo Bueno y lo Malo del Concierto de Marc Anthony, pero eso sí ¡Valió la pena!

Luego de mucho tiempo buscando ese momento ideal para ver a Marc Anthony en concierto, anoche finalmente satisfice uno de mis sueños y fui a verlo al Nassau Coliseum.

El día registró -igual que hoy- una de las temperaturas más bajas para este invierno, pero nada detuvo la avalancha de admiradores en busca de nuestro querido artista.

Yo estaba feliz y de lo más entusiasmada, tanto que no me quejé por el frío. Sin embargo, admito haberme sentido al inicio bastante decepcionada ¡y hasta enojada!  Y aquí te digo por qué.

Lo Malo del Concierto

El concierto estaba supuesto a iniciar a las 7 de la noche. No fue sino hasta las 8pm cuando subió al escenario, Tito el Bambino, como artista invitado. Hasta allí todo bien. Pensé que se trataba de un par de canciones como ocurre en otros conciertos, pero no, he aquí parte de lo malo de la noche, al menos para mí. Su actuación fue de 35 minutos, por un instante pensé que me había equivocado de concierto, hasta temí olvidarme que había ido por Marc Anthony.

Respeto los gustos musicales, pero la música de Tito el Bambino no es de mi predilección, sí puedo gustar de uno que otro tema y ya, así que su extensa participación fue lo que me hizo sentir defraudada.

Luego de despedirse, hubo que esperar ¡40 minutos! en los que no sucedía nada de nada, hasta que finalmente subió al escenario Marc Anthony, quien se presentó exactamente ¡a las 9:15pm!

Esa larga espera -sumada a la actuación muy extensa de Tito el Bambino- fue la parte mala del concierto. Ya empezaba a sentirme totalmente desencantada. Yo estaba hecha casi una fiera, me parecía una falta de responsabilidad y de respeto no tomar en cuenta distancias, clima escalofriante y largas esperas del público. Por un instante sentí que era cierto aquello que alguna vez leí: «cuando la expectativa es demasiado grande no se abre la botella de champán».

Lo Bueno del Concierto

Dicen que la música amansa a las fieras, y cuando mi Marc Anthony empezó a cantar, yo, cual novia enamorada, toda sentida y muy molesta, empecé a relajarme y contentarme con sus primeras melodías. Luego del segundo tema, el disgusto inicial había pasado al olvido. El tiempo no existía.  Un pasaje bíblico nos enseña que «el amor todo lo perdona, no se enoja, todo lo comprende….», y eso fue lo que pasó. Pudo más mi amor por mi flaco, el feo más bello del mundo, como le digo yo, para sentirme feliz a rabiar.

Igual que uno de sus grandes temas «valió la pena» asistir.

Marc Anthony se puede dar el lujo de no cantar para permitirle a su público, conocedores de sus letras, cantar sus grandes éxitos musicales.

Y es que todos sus temas son grandes éxitos. Uno tras otro, asombroso.

El cierre no pudo ser mejor, de hecho fue  brutal, el que para mí es su tema insignia hizo estremecer el lugar: «Vivir mi vida». Casi pierdo la voz de tanto gritar y cantar, y como dice la misma canción, eso fue lo que hice, reir, gozar, bailar. Quedé bailando y cantando casi en estado de histeria, aquello fue un sentimiento supremo, fascinante. Aquel público hilarante, aquellos gritos ensordecedores, mezclados con sus éxitos más grandes, hicieron del concierto una experiencia única y válida para repetir tanto como puedas.

Conclusión

Marc Anthony es un artista fantástico a cuyos conciertos vale la pena asistir. Si te hace esperar mucho, muy pronto se te olvida. Su música es contagiosa, llena de energía, esa que sólo él sabe y logra transmitir muy bien. Su extenso y vasto repertorio está repleto de éxitos tras éxitos que te harán cantar a todo pulmón junto a las miles de almas allí presentes.

Recomendaciones

Si te gusta la salsa, éste es un concierto que te recomiendo totalmente. Estamos hablando de un gran cantante y unos grandes músicos que lo acompañan, como resultado, un gran espectáculo para ese público que tanto lo admira y lo quiere.

Por mi parte sólo puedo decir que mi gran expectativa tenía sentido, y felizmente ¡sí se abrió la botella de champán!

 

Celebra San Valentín en Central Park y disfruta del Festival de Hielo

Ya falta poco para celebrar el Día de San Valentín, y en Nueva York se lo toman en serio, haciendo de la ocasión todo un acontecimiento.

¿Estás en Nueva York? ¿Te gustaría disfrutar de un espectáculo distinto, diferente y muy original? entonces acude este sábado, 14 de febrero, al Central Park -Quinta Avenida, entre las calles 66th y 72nd- y pasa un rato inolvidable en el Festival Anual de Hielo.

El evento coincide con el aniversario número 35 de Central Park Conservancy, una organización privada sin fines de lucro, fundada en 1980, bajo contrato con la ciudad de Nueva York.

Este evento, organizado por cuarto año consecutivo, reúne a cientos y cientos de espectadores, quienes a pesar del frío dicen presente para formar parte de ese público maravillado con lo que el festival les ofrece.

Las esculturas serán trabajadas por verdaderos artistas que a la vista de los presentes esculpirán trozos de hielo, producto de las nevadas, hasta convertirlas en verdaderas obras de arte.

¿Te imaginas una estatua de Romeo y Julieta tallada en hielo? Eso y más lo verás en este festival. Un recuerdo memorable de los muchos que la ciudad de Nueva York tiene para que atesores dentro de ti.

Horario

El festival nicia a las 3:00pm.

A partir de las 7:00pm la noche se tornará multicolor, ambientada con la música de los años ’80. Una gran fiesta al aire libre, todo absolutamente gratis y apta para todas las edades sin restricción alguna.

Recomendaciones

Quizá salgan sobrando, pues ya sabes que febrero está súmamente frío, por lo cual tomar las precauciones necesarias permitirán soportar las frías temperaturas, especialmente al caer la noche. Abrígate bien para que la pases mejor.

Si estás en Nueva York, recorriendo sus calles, bueno fuera darte una vuelta por Central Park y disfrutar de su famoso Festival Anual de Hielo.

Los organizadores se complacen en ofrecer una vez más este festival lleno de creatividad, imaginación y mucho arte.

Indudablemente una bonita oportunidad para celebrar el 14 de febrero de manera diferente a lo acostumbrado, y por mucha nieve que se tenga nada que el calor de los grandes enamorados no pueda derretir. ¿Te parece?

¡Feliz Día de San Valentín!