Inolvidable Visita del Papa Francisco a Central Park.

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Desde el momento en que se supo que el Papa Francisco visitaría Estados Unidos se generó una gran expectativa. Finalmente el momento llegó, y basta con dar seguimiento a los diferentes medios informativos para comprobar el impacto de su presencia.

De Washington a Nueva York, en todos sus discursos y presentaciones se ha hecho sentir. La opinión generalizada, aquí, allá y en todas partes donde se aborde el tema, es que esta visita tendrá repercusiones favorables.

Como es de esperarse, ante semejante visita, los fieles buscan la manera de acercarse y poder conocerlo, verlo pasar, aunque sea a lo lejos y recibir su bendición. Sin embargo, esto no siempre resulta fácil de lograr ya que las entradas son limitadas.

El Papa Francisco en Central Park

En esta ocasión, a diferencia del Papa Benedicto XVI, cuyo recorrido fue a lo largo de la Quinta Avenida, el Papa Francisco lo haría en Central Park.

Semanas atrás se anunció el periodo de aplicación para ganar, mediante una lotería, los boletos de entrada al parque. Un total de 80,000 boletos fueron obsequiados para ver al Papa.

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Tuve la gratísima oportunidad de estar en Central Park para verlo, y presenciar todo el entusiasmo y alegría que allí se vivió.

Estar envuelta en medio de aquella multitud, ver, escuchar y sentir aquel fervor religioso, sentir esa energía que emanaba de todos los presentes, palpar esa admiración, amor y respeto por S.S. el Papa Francisco,  fue una experiencia única y maravillosa. El entusiasmo del público era indescriptible. Aquello parecía una fiesta. Grandes y chicos, todos unidos en un mismo sentimiento de fe, alegría y esperanza, felices de sentirse a través de sus bendiciones con fuerza renovada y más cerca de Dios.

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Dios me condujo para ver al Papa Francisco

No puedo decirlo de otra manera, pues así lo creo firmemente. No creo en la casualidad ni en la suerte, por lo tanto, para mí fue obra de Dios, y digo porqué.

Desde que su visita fue anunciada ya yo me veía recibiendo la bendición de Dios a través de su persona. Cuando se anunciaron las fechas de aplicación para obtener los boletos hice lo que tenía que hacer, apliqué… y no fui elegida.

Ayer, al amanecer, dudé en si iba o no iba, pues siendo La Gran Manzana un lugar eternamente lleno de turistas, no quise ni imaginarme cómo estaría con la visita del Papa. Aún así me aventuré a ir con la esperanza de encontrar una oportunidad de última hora. Recé a Dios pidiendo ese espacio. Cuando salí del tren, mientras caminaba a lo largo de la Quinta Avenida, en dirección hacia Central Park, iba por todo el camino pidiendo a Dios me llevara de su mano y me pusiera en el lugar preciso, con las personas indicadas, con alguien que tuviera algún boleto que por alguna razón no utilizaría, ¡y créanme que así mismo fue! Lo escribo y aún se me eriza la piel.

20150925_143133En compañía de las dos personas que Dios puso en mi camino. Muy agradecida, Sra. Mercedes e hija. Bendiciones.

Justo un cambio de luz en el semáforo nos detuvo a un grupo de personas antes de cruzar hacia el famoso parque. Vi a una señora y su joven hija en actitud de ir a lo mismo. Les pregunté si sabían exactamente el lugar del recorrido, me dijeron que iban para allá y enseguida me preguntaron si tenía boletos, al decirles que no, grande fue mi sorpresa cuando me dicen que ellas tenían uno, pues una de sus hijas no obtuvo permiso en su trabajo y contaban con ese pase extra. De muy buenas ganas me lo dieron, yo estaba como en shock. No lo podía creer, me estaba sucediendo justo lo que tanto había pedido. Dios me condujo para ver al Papa Francisco

La recién culminada visita del Papa Francisco a la ciudad de Nueva York fue todo un acontecimiento. El Papa se veía feliz, sonriente al ver tanto amor hacia su persona, miles de almas que con vítores y aplausos le recibían en su corazón.

Verlo y recibir con júbilo la bendición que nos extendía a los miles de creyentes reunidos en Central Park, me queda como experiencia inolvidable. Y en mi caso más especial aún por las circunstancias en que se me dio esta oportunidad.

Extrema seguridad

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Como era de esperarse hubo un despliegue de seguridad impresionante. Policías y agentes anti terrorismo, miembros de la guardia suiza que custodian al Papa en todas partes, helicópteros vigilando en posición fija desde lo alto de los edificios o sobrevolando el sector del recorrido, entre otras medidas de seguridad.

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Debo señalar lo estricto que fue todo para entrar. Ni en un aeropuerto me he sentido así. Pero igual se comprende, se trata de la seguridad del Sumo Pontífice y la población en general. Siempre lo digo, en medio de tanta fortaleza, la ciudad de Nueva York es a su vez muy vulnerable. De allí que se comprenda las férreas medidas de vigilancia. Y en esto la ciudad es firme. Todo fluyó en perfecto orden y el evento culminó con éxito, tal como se esperaba.

NYC «vestida» del Papa Francisco

Por todos lados se dejaba sentir su presencia en Nueva York.

La ciudad estaba repleta de recordatorios. En las aceras, en cada esquina abundaban los artículos para el recuerdo. Banderas del Vaticano a todos precios, camisetas, botones, cuadros, fotos…todo.

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La Catedral de San Patricio, luciendo las banderas de Estados Unidos y del Vaticano.

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En el Museo Madame Tussauds se exhibe una escultura de cera preciosa del Papa Francisco, algo que me encontré al final del día como una grata sorpresa.

En fin, esto es apenas un poco lo que alcancé a ver en medio de la multitud. Pero sin lugar a dudas, el Papa fue el huésped de honor de NYC, ciudad de la que se despide hoy, para continuar con su gira por este país que culmina en Philadelphia.

Una agenda muy apretada la del Papa. Discursos en el Congreso, la O.N.U., visita a la Zona Cero, misas en la Catedral de San Patricio y el Madison Square Garden, Harlem y Central Park, más lo que falta en Philadelphia.

Conclusión

La visita del Papa Francisco a la ciudad de Nueva York fue todo un acontecimiento. Más de 80,000 personas pudieron verlo en Central Park, sin contar los muchos más que no pudieron entrar y se encontraban en el área del parque.

Su Santidad lucía feliz, sonriente al ver la multitud que movidos por una gran fe en Dios le expresaban su amor, respeto y admiración profunda.

Hubo muchísima seguridad y vigilancia en el lugar. Todo transcurrió como estaba previsto.

Se espera que su visita traiga cambios profundos y transformadores. El Papa Francisco deja sus huellas donde quiera que va…y su pontificado, apenas empieza.

Por mi parte sólo me nace decir, que Dios lo bendiga e ilumine en su trayectoria. Y para todos los que lean este artículo, mis deseos para que reciban la bendición de Dios como la recibimos miles de creyentes a través del Papa Francisco.

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